Si hace unos años irse a Los Ángeles a trabajar en la industria del cine se veía como un sueño, ahora son
muchos los que se lo plantean como una necesidad, empujados por la realidad de
nuestro país. Prácticamente sin subvenciones, con menos inversión por
parte de TVE y de las privadas, y con un público al que le cuesta mucho pagar
una entrada, aspirar a hacer cine en España, se está convirtiendo en una
quimera.